La cosa ya no empezó bien, para las cuatro que partíamos desde Alcorcón, ya que teníamos reservado un mercedes de alquiler que nos llevase y trajese del aeropuerto, y la sorpresa fue que nos dijeron que como tenían tanta demanda no podían atender nuestra solicitud... Así que corriendo tuvimos que devolver esta oferta (ya que solo la habíamos pillado para nuestro viaje a Malta) y reservar una plaza de parking en el aparcamiento Lomcar (http://lomcar.es/), un aparcamiento con precios razonables, que te acercan a la terminal en unos 5 minutos (la verdad que ofrecen un buen servicio).
Pues como iba diciendo, por fin llegó el 31 de octubre de 2013. Empezamos la mañana trabajando (bueno, eso solo algunas, jeje). A las 11 de la mañana salimos del trabajo y pusimos rumbo al aeropuerto, donde nos juntamos para emprender juntos este viaje. Nos dirigimos al control, y a las 14:00 horas estábamos despegando rumbo a Malta...
A las 17 horas llegamos a Malta. Una vez bajamos del avión nos dirigimos al mostrador de Rent a Car para recoger el coche que previamente habíamos reservado en la página web de ARGUS CAR HIRE. La compañía con la que alquilamos el coche resultó ser GREEN MOTION (un horror!!!!!! No vuelvo a reservar ningún coche con ellos!!!). Llegamos al mostrador, y allí estaban los desagradables recepcionistas de esta compañía (la que nos atendió a nosotros, una desagradable chica a la que bautizamos como "morritos bitch"). Cuando nos atendieron, muy mal, por cierto, empezaron a sumarnos cargos de los que nadie nos había informado al hacer la reserva, con lo que se duplicó el precio del coche... Estos cargos eran, que si no cogías el seguro a todo riesgo con ellos, te hacían un cargo en la tarjeta de 1500€, que pasarían a devolverte a los 21 días de devolver el coche en caso de no tener ningún rasguño; así que sí o sí lo tenías que coger... Siguiente timo, obligatoriamente ellos son los que te suministran el gasoil. Es decir, tuvimos que pagar el "módico" precio de 115 € más IVA por un depósito de 60 litros (cuando el precio del gasoil estaba a 1,36€/litro), por lo que nos cobraron más del doble de su precio de mercado; y había que devolverlo vacío, no como en otras compañias que si lo devuelves lleno, no te pasan ningún cargo... Motivo por el que hacen esto: porque por mucho que te muevas, la isla es pequeña, y no lo llegas a gastar. Nosotros estuvimos 6 días y no llegamos a gastar ni medio depósito... con lo que, aún por encima de pagar mucho más del precio real, luego le dejamos más de medio depósito pagado, que volverían a cobrar al siguiente cliente.
Dejando ese tema atrás (más que nada porque solo de pensarlo me cabreo), cogimos las llaves del coche y nos fuimos a la búsqueda de nuestra flamante peugeot partner de 7 plazas. Allí estaba, con su volante colocado en la zona derecha del coche, ya que en Malta se conduce por la izquierda (por la época en que Malta era colonia Inglesa). Cargamos las maletas como pudimos (ya que si el coche tiene las 7 plazas puestas, se queda sin maletero), haciendo un tetris de personas y maletas, y empezamos nuestra aventura rumbo al hotel, ya que era la primera vez que las conductoras de la ocasión conduciamos por la izquierda,con un coche con el volante por la izquierda. Salí yo conduciendo del aeropuerto con ayuda de un GPS, que nos llevaría rumbo a nuestros apartamentos al lado de la playa. El camino fue... movidito, porque todavía estaba haciendome con la nueva forma de conducción, y con las medidas del coche, y para colmo, ya era de noche.
A la media hora, por fin llegamos a nuestros apartamentos (Miranda Apartments). Bajamos las maletas del coche y nos dirigimos a la recepción del Hotel Europa, que era donde se encontraba la recepción del Miranda Apartments. Cual fue nuestra sorpresa, que al hacer la entrada, nos comunican que no tienen ninguno de los dos apartamentos que habíamos reservado, con más de 2 meses de antelación, vacíos; por lo que esa noche nos van a reubicar en unas habitaciones, y nos dijeron que al día siguiente hablasemos con el "manager" para solucionar la situación (como compensación a esto, nos dieron el desayuno del día siguiente gratis... que al final serían todos los desayunos gratis por las molestias ocasionadas, y gracias a nuestro macho alfa, que fue el que lo negoció con el "manager")). Con un poco de cabreo nos dirigimos al final del pasillo, que era donde se encontraban nuestras "maravillosas" habitaciones. Conforme nos íbamos acercando, el olor a humedad se hacía más fuerte. Al abrir las habitaciones, allí nos encontramos, con nuestras habitaciones con vistas a .... una pared de bloques!!!!!. Si, nuestros apartamentos con vistas al mar con muebles de pino, resultó ser una habitación interior, con colchones que lo único que se les notaba eran los muelles, y con vistas a un patio interior...
Dejamos las maletas, y corriendo nos fuimos en busca de un supermercado, ya que los horarios de Malta distan mucho de los horarios de España (los supermercados que más tarde cierran lo hacen a las 20 horas). Preguntando a las personas que nos encontrábamos por la calle, dimos con los supermercados SCOTH. Dos fueron los encargados de entrar, los dos que primero lo encontraron, para coger por lo menos pan. A las 20 horas en punto estaban saliendo de dicho supermercado... y a esa hora también, con el supermercado cerrando, se colo otra de nuestras amigas, en busca de unas cuchillas de depilar. El personal no se dió cuenta de su entrada, y por poco se queda encerrada allí, ya que empezaron a bajar berjas, y nuestra amiga no aparecía... Así que ya nos ves al resto chillando de que no cerrasen, que nuestra amiga estaba dentro... Y el personal del super en busca de ella..... Vamos todo un espectáculo!!!!! Pero las risas que nos echamos a su cuenta.
Regresamos al hotel, y nos pusimos a cenar en una de las habitaciones, ya que el hambre y el cansancio empezaban a poder con nosotros. Por supuesto, la cena fue por todo lo alto, porque otra cosa no, pero hambre no pasamos. Sólo había que vernos, con dos camas llenas de comida, entre fiambre, chucherías, y algún que otro yogurt... Eso sí, casi se nos queda cara de salchichón... De cena: fiambre!!!!
Así que cenamos, y una vez que teníamos el estómago lleno, nos fuimos a dar un paseo por Sliema Beach, para conocer la zona que nos albergaría durante nuestra estancia en Malta.Así que dimos un largo paseo hasta llegar al puente de LOVE, puente que da acceso a St. Julians.
Al llegar allí nos dimos la vuelta, con la intención de tomarnos una copilla, para empezar bien el viaje. Como íbamos 5 chicas y un chico (nuestro macho alfa), le dejamos al chico que eligiera local... Y la verdad, la elección no fue muy buena... Aquí probamos una bebida que no conocíamos, kinni, pensando en que sería una bebida gaseosa de naranja... pero no, era una bebida con sabor a ...jarabe!!!! Vamos, que aquello no había quien lo bebiese. Otras de mis amigas corrieron mejor suerte con su piña colada... Y sino que se lo digan a una de ellas, que estaba convencida de que no tenía alcohol, y se lo bebió de trago... Y como no está acostumbrada a beber acabó con un contentillo especial. De ahí, al hotel, cada uno a su suit con perfume a húmedo.
Al día siguiente, viernes 1 de noviembre, comenzamos el día tempranito... A las 6:30 en pie, ya que a las 7:30 tocaba desayuno... A las 7:30 nos reunimos en el comedor, para pegarnos el desayuno padre... parecía que no habíamos comido en 3 días. Después de alimentarnos convenientemente, emprendimos nuestro primer día en Malta.
Primer destino, la Gruta Azul (Blue Grotto). Cogimos el coche, y emprendimos viaje, haciéndonos a la idea de que teníamos que ir por la izquierda, que a veces se nos olvidaba...
Llegamos a la Gruta Azul, y justo al llegar nos dieron la mala noticia de que no podía ir en barquito para conocer la gruta más a fondo... Toda una decepción!!!!! Porque todos llevábamos muchas ganas de hacer dicha ruta. Así que nos tuvimos que conformar con disfrutar de las maravillosas vistas que teníamos.
Después de dar una vuelta por la zona, cogimos el coche, y subimos hasta la carretera de nuevo, para poder ver desde arriba la Gruta Azul. Bajamos del coche, y pudimos contemplar la maravillosa estampa que teníamos delante.
De ahí, continuando por la costa, llegamos a los templos de Hagar Qim y Mnajdra (templos megalíticos que datan de antes del año 3000 A.C. Nos acercamos a verlos, aunque no entramos en ellos.
Continuamos por un camino hasta el acantilado. Desde allí pudimos ver a lo lejos la isla de Filfla. Y también los paisajes que teníamos ante nosotros, que siempre nos dejaban alucinados.
Vuelta al coche y continuamos con nuestro viaje. Siguiente destino Dingli Clifs (Acantilados de Dingli). Salimos de los templos. y continuamos por la carretera pegada a la costa, que nos iba enseñando los acantilados de la zona de Dingli.
En esta zona conocimos a un vendedor ambulante, que iba en un camión Ford muy especial, que vendía productos típicos de la zona, con el que incluso nos hicimos una foto. Era impresionante ver el explendor del mar... como se unía mar y cielo con un azul espectacular.
Decidimos comer en un restaurante situado en los acantilados de Dingli. Así que aparcamos el coche, y nos dirigimos al restaurante Dingli. Aquí nos pilló una tormenta descomunal (algo habitual en Malta... hace sol, y en minutos se cubre, cae un tormentón, y vuelve a salir el sol). Justo cuando empezábamos a comer, empezó también la tormenta, una tormenta muy fuerte, nadie se podía mover del restaurante debido a la fuerza con la que caía el agua. Parecía como si nunca hubiese llovido. Una tormenta que teníamos encima, y que se dejaba notar, no sólo por el agua, sino también por los impresionante relámpagos y truenos que caían.
Así que nos quedamos comiendo con toda tranquilidad esperando que la tormenta parase. Y paró, unas dos horas después. En cuanto paró, algunos fuimos saliendo del restaurante para disfrutar de las vistas, y otras se quedaron para poder ir al servicio.
Yo me dirigí hacia los acantilados para poder disfrutar de la puesta de sol que me ofrecía el lugar, y una de mis amigas se dirigió hacia el coche.
Justo cuando mi amiga llegó al coche, empezó a gritar por el resto... No podíamos esperar lo que nos acababa de pasar. Fuimos todos corriendo hacia el coche para ver que pasaba (bueno, todos no, una de nuestras amigas seguía dentro del restaurante, más tarde nos enteraríamos que habían cerrado el restaurante con ella dentro, y no podía, salir... 2ª vez que se quedaba encerrada, porque ya se había quedado encerrada en el súper...).
Al llegar al coche, nos encontramos que nos habíamos olvidado la ventanilla del conductor abierta completamente... Así que lo que nos encontramos fue: un coche totalmente inundado!!!!!!! (YA que había estado lloviendo unas dos horas con una fuerza descomunal, y la ventanilla abierta). El coche era un espéctaculo... Al único sitio donde no le llegó el agua fue a los asientos situados en el maletero (la 3ª fila). El resto estaba empapado, charcos por el suelo, compartimentos de las puertas anegados, etc.
Empezamos a secarlo con las toallas que habíamos llevado por si nos podíamos dar un baño. Estaríamos más de 1 hora secando el coche, bueno, secando lo que podíamos, porque el agua se había metido por todos los lados, y claro, los asientos imposible secarlos. ASí que secamos lo que pudimos, y pusimos rumbo al hotel para poder cambiarnos, ya que nos habíamos empapado secando el coche, y que decir de como nos pusimos cuando nos montamos, no había nada de nuestra ropa que no estuviera mojada. Encendimos el coche (menos mal, porque ya pensamos que no encendería)
Camino al hotel, nos encontramos con calles completamente inundadas, por las que tuvimos que pasar, puesto que al no conocer la isla, no teníamos manera de atajar, además, no había forma de dar la vuelta.
Al pasar por las calles inundadas, el coche empezó a dar fallos... No sabemos si por el agua que le había entrado, o por pasar por calles completamente anegadas de agua. De repente no funcionaba el claxon, las luces no respondían (teníamos las cortas, y no pasaban a las largas, ni se podían apagar con el coche encendido... menos mal, que no se nos apagaron en marcha), y los intermitentes estaban missing. Vamos toda una odisea hasta llegar al hotel, donde por suerte, pudimos aparcar en la puerta. Apagamos el coche, y lo intentamos volver a encender a ver si la cosa se había solucionado, pero no, la cosa fue peor, el coche no encendía!!!!! Toda una desesperación, porque con nuestro nivel de inglés a ver como les explicábamos a los de la compañía del coche lo que nos había pasado. Decidimos dejarlo, e intentarlo al día siguiente, a ver si la cosa se solucionaba,
Así que nos fuimos a cambiar al hotel, a nuestra "maravillosa" habitación con un olor espantoso a húmedo. Nos fuimos a cambiar de ropa. Y de repente en una de las habitaciones, encontramos a un inquilino... una lombriz en medio de la habitación, si si, una lombriz!!! Así que fuimos corriendo a llamar a nuestro macho alfa, para que la quitase. Así que la quitó y todos conformes.
Una de nuestras amigas se estaba duchando, asi que estuvimos un ratillo en la habitación. Y cual fue nuestra sorpresa, que de repente aparecen 3 lombrices en distintas partes de la habitación. Imaginar nuestro cabreo, y asco al ver eso. Así que decidimos que íbamos a decirselo al chico de recepción, no sin antes practicar como le diriamos que teníamos lombrices en la habitación. Según una de nuestras amigas, se llamaban long bitch. Antes de irnos, avisamos a nuestra amiga de que se vistiera, porque tampoco era plan de que el recepcionista la encontrase a medio vestir.
Allá fuimos, dos a la aventura de contárselo al recepcionista . Como pudimos se lo dijimos hasta que nos entendió. Porque primero nos quería dar insecticida, pero creo que contra las lombrices no es muy eficaz. Al final nos acompañó a la habitación, a ver que era. Al llegar a la habitación, cogió las lombrices con un papel, y se fue. Una amiga detrás del diciéndole que eso lo podíamos hacer nosotras, que lo que queríamos era que no volviese a haber más y que nos diera una explicación. El recepcionista, pasó de ella y se fue, dejándola con la palabra en la boca.
Una vez que las lombrices habían abandonado obligadas una de nuestras habitaciones, nos fuimos al supermercado a comprar de cenar, y sacos de basura para poder forrar los asientos del coche, y poder utilizarlo los días sucesivos, vamos, eso si al final conseguiamos que arrancase. Dejamos la compra en el hotel, y nos marchamos hasta La Valleta, a dar una vuelta por la ciudad, porque aunque ya era de noche, no eran más de las 6 de la tarde. Así que nos dimos una vuelta por la mítica calle República Street, no sin hacer de las nuestras, porque nos encontramos una cabina de teléfono, en la que, como no, cayeron unas cuantas fotos; y luego un quiosco que tenía peldaños... Y, como no, allá que nos empolingramos en ellos, que si fotos por aqui, que si fotos por allá, que si saltando... Vamos un book en toda regla!!!!!. De ahí llegamos a la Plaza de San Jorge (Misrah San Gorg), en donde tenían unas fuentes iluminadas en el suelo, que también nos dieron mucho juego... Por suerte, esta vez salimos secas... porque era lo que nos faltaba, la segunda mojadura del día.
Y donde también nos hicimos unas cuantas fotos en las garitas de seguridad. Estando en dicha plaza, se empezó a escuchar chachacha... Y las dos bailarinas que llevamos en el grupo, se pusieron a bailar chachacha en la plaza de San Jorge. De vuelta hacia la estación de autobuses, paramos en un McDonalds, ya que algunos querían cenar una ensaladita. Mientras esperábamos que la hicieran, dos de nosotras nos sentamos a descansar, y a observar a la gente que pasaba por delante nuestra... Todo un espectáculo... Parece mentira lo que te puedes divertir viendo pasar a la gente. Unas buenas risas nos echamos!!!!
De ahí, ahora sí, dirección a la estación de autobuses de La Valeta, ya que los autobuses no pueden entrar en la ciudad, para regresar al hotel.
Así que en el hotel, cenamos, y a la cama, había sido un día completito, y todavía nos quedaban muchos días por delante. Nos metimos en la cama dispuestos a dormir, pero... NO!! Por más que lo intentábamos no podíamos, a pesar de lo cansados que estábamos, ya que en la entrada del hotel había un bar de copas con la música a todo trapo, que se escuchaba en las habitaciones como si estuvieramos allí. Comentamos a la recepción del hotel si no había posibilidad de bajarla un poco, ya que nosotros queríamos dormir, pero como quien oye llover, no hicieron absolutamente nada!!!. Por suerte, algunas llevabamos tapones, y pudimos dormir, eso junto con el cansancio que llevabamos.
Para el sábado habíamos decidido no mover el coche e ir a conocer La Valeta. Antes de nada, fuimos a desayunar. Una vez terminamos de desayunar, fuimos a hablar con el director del hotel, a ver si por fin nos cambiaban a los apartamentos que habíamos reservado, Esta vez si fue la vencida!!!! Eso sí, teniamos que esperar un par de horas hasta que los limpiaran de los anteriores huéspedes. Así que fuimos a hacer la maleta, para poder hacer el cambio; y uno de nuestros amigos a comprobar si el coche encendía o no... Y SI!!! ENCENDIA!!!! Toda una alegría :)
Mientras esperábamos que limpiasen los apartamentos nos fuimos a dar un paseo por Sliema Beach. Fuimos a conocer de día el paseo que habíamos conocido de noche el primer día.
Dimos un agradable paseo, disfrutando de los alrededores del hotel; porque eso sí, el hotel era un desastre, pero la ubicación era inmejorable. Situado justo enfrente del mar. Continuamos nuestro camino, divisando al fondo St. Julian y Paceville.
Hasta que llegamos a una iglesia, donde nos cobijamos porque empezó otra vez a llover. Algunas de nuestras amigas entraron a ver la iglesia, y otros simplemente nos quedamos fuera viendo llover. Cuando empezó a parar cogimos un autobús (billete para todo el día por 2,60€) que iba dirección al hotel. Al subir al bus, nos fuimos hacia la parte de atrás, como una de mis amigas y yo nos traíamos el cachondeo de que nos íbamos a echar un ligue en Malta, esta al ver a unos chicos (que por cierto no estaban nada mal) al fondo del autobús, allí que se fue, a sentarse al lado de ellos, y claro está, allí que me fui yo a hacerle compañía... la cosa marchaba bien, incluso estuve hablando unas palabrillas con uno de ellos (mi inglés no daba para mucho más) pasamos un momento muy divertido, y como no, haciéndonos fotos (los chinos a nuestro lado se quedan cortos ;p); aunque el paseo no duró mucho, ya que no estábamos demasiado lejos del hotel.
Cogimos nuestras maletas, y nos fuimos todos contentos a ver nuestros nuevos apartamentos, dejando atrás aquellas habitaciones lúgubres. Eso sí, al llegar al apartamento, nueva sorpresa... Las maravillosas vistas al mar seguían siendo, a una pared de un patio de luces. Lo bueno, que algunas de las camas ya eran normales, y por fin teníamos mesa y sillas, y ya no tendríamos que comer encima de la cama. Lo malo, que las camas supletorias parecían las camas de los enanitos Pero bueno, habíamos ganado con el cambio.
Dejamos las maletas en nuestros nuevos apartamentos, y nos fuimos a la parada del bus para poner rumbo a La Valeta. Cogimos el bus que nos dejó en la estación de autobuses de la Valeta, y desde allí, a pie, rumbo a conocer la ciudad.
Cruzamos el puente que separa la estación de autobuses de la ciudad, y casi entrando ya hicimos la primera parada en la tienda de souvenirs (aquí compramos algunas cosillas que nos llevamos como recuerdo de nuestro viaje... yo como no, un peluche!!!). Terminadas nuestras compras, continuamos nuestro camino. Primera parada, la biblioteca Nacional. Entramos 3 a verla. El resto se quedó tomando un piscolabis en el Bar Cordina (bar muy conocido en La Valeta). En la biblioteca nacional pudimos ver la sala de lectura, eso sí, desde la barrera porque no te permitían entrar por la sala adelante. Aquí no estaba permitido hacer fotos...
De ahí continuamos hasta la plaza de San Jorge, dónde, en el edificio principal de la Plaza, había un concierto de música típica maltesa.
Continuamos caminando por República Street hasta llegar a "Il Forti Sant Iermu". LAs vistas desde aquí de las tres Ciudades son muy bonitas. Sobretodo mirando hacia el "Forti Rikazoli"
También se podía ver a lo lejos el Malta Siege Bell (Campanas del sitio de Malta), monumento construido para honrar a las víctimas maltesas habidas en la segunda guerra mundial.
Continuamos nuestro paseo, y llegamos al citado monumento.
Desde aquí seguimos contemplando las vistas que había de las tres ciudades.
Justo cuando nos íbamos, vimos un parque infantil, con caballitos, y como no, a algunas se les ocurrió ir a montar en ellos... El resultado, que uno fue a montar de paquete en uno que tenía forma de coche y.... se cayó!!! Sí según se quiso montar se cayó de culo... Menudas risas nos echamos!!!! Porque aún por encima el suelo estaba mojado, así que culazo, y pantalón mojado al mismo precio.
Volvimos a entrar en la ciudad por Victoria Gate. Una puerta de piedra situada en la muralla que bordeaba la ciudad, por la que pasan los coches y las personas.
Como ya era la hora de comer empezamos a buscar dónde. Primer restaurante que encontramos, lleno. Así que seguimos subiendo una cuesta hacía "Upper Barrakka Gardens" (jardines del S. XVII), a ver si encontrábamos otro donde poder comer. Al final nos decidimos por el Café Deux Baronnes. Un restaurante situado en una terraza con impresionantes vistas. El sitio tenía unas vistas inmejorables, aunque el servicio no era del todo bueno... Muy lentos al servir, y la comida ninguna maravilla... Pero bueno, la ubicación lo compensaba un poco.
Mientras estábamos comiendo nos enteramos de que a las 4 hacían estallar dos cañones en el antiguo patio de maniobras. Así que acabamos de comer y subimos al jardín desde donde podíamos verlo desde arriba... Llegó la hora e hizo estallar el primer cañón.
Con el segundo no hubo suerte... No explotó... Así que nos tuvimos que conformar con el primero... EStuvimos dando una vuelta por el parque, donde nos encontramos, como no podía ser de otra manera, con varios gatos (es algo curioso en Malta, hay muchos gatos, y están todos bastante rollizos, jeje).
Seguimos y llegamos al Albergue de Castilla, edificio que data de 1574, que actualmente es la sede del gobierno de Malta (estos albergues se correspondían con las distintas lenguas o nacionalidades de los caballeros que formaban la orden de los caballeros hospitalarios de San Juan, como sede de los caballeros de menos rango, que no podían costearse sus propias casas).
Muy cerca del Albergue de Castilla, se encuentra la Iglesia de Santa Catalina (ST Catherine of Italy), en la que se celebraba una boda cuando pasamos por allí...La verdad que los novios tenían un coche muy original... Un escarabajo, con el que como no, allí que nos hicimos un book.
Salimos de aquí, y fuimos dirección a la estación de autobuses, para coger un autobús que nos llevara a Manoel Island, ya que pensábamos que desde allí tendríamos una buena vista de la Valeta. La realidad es que de vistas nada de nada, pero nos encontramos con Duck Village.
E hicimos una parada para un refrigerio, en una terraza, el 29 Clubhouse. Una terraza situada al lado del mar, con una luz ambiente, y una música estilo chill out.
Seguimos paseando, hasta llegar a Sliema, a un lateral, desde donde pudimos ver una vista nocturna de la Valeta.
Ahí cogimos un bus que nos dejó al lado del hotel. Cenamos, y nos preparamos para salir de fiesta... Así que todos menos una, que se quedó durmiendo, nos fuimos dispuestos a conocer la noche Maltesa... Aunque menuda desilusión, Solo encontramos un local abierto, el local que estaba en la entrada del hotel, el ONE LOUNGE 38.
Y que decir de este local, pues que no es nada recomendable!!!!. La música, una mierda. Le pedimos al camarero si la podía cambiar, ya que éramos los únicos que estábamos dentro (había alguna gente más (todo chicos), pero en la terraza) y nos dijo que no, que no estaba el DJ así que ajo y agua, a conformarse con lo que había. Eso sí, tenían una tele donde vimos ganar al Celta (tenemos el recuerdo plasmado en foto).
Nos pedimos una copa, bueno, más bien, una minicopa, porque los vasos son muy pequeños, y te sirven el refresco de grifo. La única que acertó con la elección fue una de mis amigas, Habana 7 con zumo de limón. Y claro, como la elección fue buena, allí fue otra, no acostumbrada a beber, que después de pedirse un baileys, se pidió el habana 7 con zumo de limón (que se bebió de golpe, jeje, y acabó, con todo su contentillo)... Nosotros estábamos con todo el cachondeo, así que una de mis amigas se le ocurrió decirle a un chico que se hiciera una foto con nosotros, cosa por la que no pasó, sólo nos hizo una foto de grupo; y para colmo, se marchó del local, por si acaso nos echábamos a él, jeje (los malteses resultaron ser bastante tiesos, nos esperábamos cachondeo al máximo, y resultó ser al revés).
Cansados de este lugar decidimos irnos en busca de otro, que no encontramos, así que acabamos dando una vueltecilla por el paseo marítimo, terminando acostadas en las rocas al lado del mar viendo las estrellas. Sin saberlo, nos esperaba otro momentazo, jeje. La primera de mis amigas que se acostó, acertó de lleno con el pelo en un agujero, sin saberlo. El resto nos acostamos al lado de ella. Allí estuvimos un buen rato, simplemente mirando al cielo. Cuando llegó la hora de marcharnos, nuestra amiga, la que acertó de lleno en el agujero, se sentó la primera... Yo al verle la coleta mojada no podía parar de reir (que jartá de reir, hasta lloraba); ella pensaba que era por la forma de levantarse, porque tiene un problema en la cadera y se levanta con más dificultad... pero no.. Cuando la vieron el resto, empezaron todos a reirse... La verdad que nos echamos unas risas a su costa (Pobre!!!) Según llegó al hotel fue de cabeza a la ducha... A saber que era lo que había en el agujero... Eso sí, antes de entrar a la habitación, tuvo que convencer a la del habana 7, que llevaba un cachondeo encima de que se comportase, ya que dentro estaba durmiendo la 6 en discordia. Fue tumbarnos en la cama, y no recordar nada.
Y llegaron las 6:30 de la mañana del domingo, y en pie!!! A la ducha y a pegarnos nuestro super desayuno. Al terminar de desayunar, nos fuimos a embolsar los asientos... si, a embolsar, ya que como seguían mojados, pusimos sacos de basura para no mojarnos el culo, y bajamos las ventanillas, ya que el olor a humedad era insoportable (había estado cerrado al sol durante un día). Así que tuneamos los asientos, y empezamos nuestras aventuras, porque sí, nos esperaba otro día con sorpresita. Me imagino que la gente al ver el coche con los sacos de basura en los asientos se quedaría flipada, porque a mi me pasaría... Y claro, nosotros partiéndonos, porque con las ventanillas abiertas, además llevábamos banda sonora, jeje
Pusimos rumbo a Marsaxlokk, un tradicional pueblo pesquero maltés, ya que los domingo hacen un mercado que es muy típico. Llegamos, y como era temprano, aparcamos muy cerquita del mercado. La primera imagen del puerto era impresionante, un montón de barquitos llenos de color, los luzzus.
Nos adentramos en el mercado... un mercado en el que puedes encontrar de todo, desde el típico souvenir hasta comida, que se lo digan a una de nuestras amigas, que probó todos los dulces típicos de Malta habidos y por haber, jeje, y ropa. (en la foto podéis ver un típico puesto de dulces Malteses... foto en honor a .... ella lo sabe ;p)
Entre puesto y puesto, podíamos ver la bahía, con sus barcos, una imagen difícil de olvidar, por lo bonito que era.
Recorrimos todo el mercado, comprando algunas cosillas de recuerdo, y degustando algún que otro dulce, así como un granizado.
A continuación, nos acercamos a ver la Marsaxlokk Parish Church. Una iglesia que estaba situada al lado del puerto.
Después de pasar parte de la mañana en Marsaxlokk, nos fuimos a coger el coche para ir a St. Peter's Pool. Un lugar que habíamos visto en Madrileños por el Mundo, y que nos impresionó, así que queríamos conocerlo. Antes de marchar, preguntamos como llegar, ya que no había indicaciones... Nos dieron unas cuantas explicaciones, que, por cierto, no eran correctas.
Fuimos a coger el coche. Justo al abrirlo comenzó a pitar, pero enseguida paró. Nos subimos y fuimos a dar la vuelta. Justo al empezar a andar, comenzó a pitar de nuevo, sin que nosotros pudiéramos hacer nada al respecto; aunque volvió a dejar de hacerlo. Dimos la vuelta, y justo cuando llevábamos un ciclista delante, pitó, y paro, a lo que el ciclista nos contestó un poco enfadado, ya que pensaba que le estábamos pitando porque nos molestaba... y nada más lejos de la realidad; hasta que empezó a pitar de continuo, sin saber como poder pararlo. Adelantamos al ciclista, y un poco más arriba, paramos, apagamos el coche y empezamos a abrirlo y cerrarlo, hasta que dejó de pitar. Volvimos a encenderlo y continuamos. Nos metimos por una camino de cabras (por llamarlo de alguna manera, porque aquello era de todo menos carretera); y como no, comenzó a pitar de nuevo, un pitido sin parar, por lo que todo el mundo miraba para nosotros, que estábamos entre las risas y la desesperación (curiosamente tenemos un documento gráfico de este momento, del coche pitando, porque una de mis amigas tuvo la brillante idea de grabarlo... Las risas que me eche viéndolo). Volvimos a parar, a toquetear el mando del coche, hasta que paró, y pudimos continuar. Anduvimos 200 ó 300 metros, y... sí, se puso a pitar como un loco... Aquí ya llegó nuestra desesperación, porque no podíamos continuar así, ya que no podíamos volver al hotel, por medio de ciudad y por carretera, sin parar de pitar. Paramos el coche, y nos bajamos. A ratos pitaba, a ratos paraba, pero ganaba más el tiempo pitando que callado. A mi se me ocurrió que podíamos desconectar el borne de la batería (ya que unas semanas antes tuve un problema con mi coche y esa fue la solución). Lo desconectamos un rato, lo intentamos colocar de nuevo, y seguía pitando, así que lo dejamos durante más tiempo. Los coches pasaban y pasaban, y nadie se paraba a ayudarnos, pudimos estar perfectamente más de 20 minutos sin que nadie se dignase a ayudarnos. Cuando volvimos a colocar los bornes de la batería, no sin darnos un quebradero de cabeza, ya que no se enganchaban... menos mal que teníamos a nuestra mecánica particular, que lo consiguió, con ayuda de un palo para quitar lo que le impedía engancharse. Justo cuando conseguimos colocar los bornes de la batería, y que parecía que el coche había dejado de pitar, se paró un buen hombre maltés, el único que se dignó a echarnos una mano, aunque el problema ya estaba solucionado. Le explicamos lo que sucedía y estuvo mirando a ver si podía hacer algo. La verdad que el señor era encantador!!!! Así que después de nuestro momento desesperación, llegó nuestro momento descojone... porque, qué más nos podía pasar?????
Con el problema resuelto, seguimos en nuestro intento de encontrar St. Peter's Pool, así que volvimos a Marsaxlokk, y preguntamos de nuevo. Esta vez las explicaciones fueron mejores, y esta vez si encontramos un pequeño cartel, al lado de una casa que indicaban que esta vez íbamos por el buen camino. Desde la carretera, pudimos ver una vista del pueblo de Marsaxlokk desde lo alto.
Cuando teníamos el mar cerca, preguntamos de nuevo, si íbamos bien para llegar a nuestro ansiado destino, y si!!, esta vez lo habíamos conseguido, estábamos en uno de los lugares para dejar el coche, y continuar el camino a pie. Así que aparcamos, y las chicas, nos dispusimos a poner los biquinis, ya que no los llevábamos puestos. Nuestro querido macho alfa, se fue delante a ver si conseguía ver las famosas piscinas. Nosotras nos pusimos a cambiarnos, con bastantes problemas, ya que no dejaba de pasar gente, y nos estábamos cambiando fuera del coche. Mal que bien íbamos consiguiendo hacerlo. Nuestro macho alfa, se empezaba a impacientar, puesto que estábamos tardando un poquillo... Cuando ya sólo faltaba cambiarse la parte de arriba a una de mis amigas, está vio que todas estábamos mirando hacia ella, porque era la que quedaba, así que no se le ocurrió mejor cosa, que darse la vuelta en teta, cuando de frente bajaba un pobre hombre, al que claro está, le alegró el día, porque ella tardó un poco en darse cuenta. Este, otro momentazo!!!! que jartá de reir... porque no sabía que hacer... además de que intentando colocar la parte de arriba del biquini, medio se le cayó. El señor no le quitaba ojo de encima... los ojos se le salían de las órbitas, no daba crédito a lo que estaba viendo.
Ya con los biquinis puestos, nos fuimos por el camino, a lo lejos podíamos ver el mar, habíamos llegado a St. Peter's Pool (también llamado Hofra iz-Zghira (el agujero pequeño), en la península de Delimara. Si, por fin las teníamos delante!!!
Bajamos los metros que nos separaban, y sí, ahora sí lo habíamos conseguido... Y nuestro pequeño periplo mereció la pena, porque el sitio era simplemente: espectacular!!!! Y además con poca gente... si es cierto que era porque era noviembre, pero supongo que en verano tampoco se llena mucho, más que nada porque es difícil llegar hasta allí.
Aquí pudimos darnos un baño en el mar en... Noviembre!!! Sí, has leído bien, noviembre. El agua estaba buenísima, y el mar estaba bastante tranquilo. Las aguas aquí son cristalinas, con un azul increíble. Estuvimos bañándonos un rato, y nos fuimos al centro, que es como un barranco natural, donde hay una zona de salto de unos 6-7 metros. Aquí, hay escaleras para los que no quieran tirarse.
Primero estuvimos saltando en una zona más baja. Para ir tomando contacto con los saltos...
Aquí nos estuvimos tirando 4 de los 6 que íbamos... Nuestro macho alfa prefirió no tirarse, al igual que otra de nuestras amigas... ellos nos miraban desde la barrera, jeje.
Después de un rato saltando en esta zonas, nos fuimos acercando a la zona de más altura. Aquí había gente saltando, algunos incluso de cabeza. También pudimos ver a Pele, un señor de unos 55 años, que es famoso por sus impresionantes saltos; que pudimos comprobar estando allí... Incluso salta a la vez con su perro, a veces desde el mismo lado, y otras veces, el perrito se va corriendo al lado contrario, y cuando su dueño le da la señal, se tira con él al agua... Vamos, que nos dejó a todos con la boca abierta, tanto el señor, como el perro (sobretodo el perro, porque era graciosísimo).
Este hombre lleva visitando este lugar desde 1973 todos los días; y talla sobre la piedra cada año que va al lugar.
Pues nada, después de ver esos maravillosos saltos, ahí que nos fuimos, dos de mis amigas y yo, muy felices a la zona más alta de salto. Íbamos convencidas de tirarnos las tres a la vez. Llegamos allí, no sin antes colocarse enfrente el macho alfa para poder grabar nuestra hazaña.... Así hicimos la cuenta atrás y... ninguna fue capaz de tirarse!!!! Reculamos las tres, impresionaba un poco. Y como no, toda la gente que estaba allí mirando para nosotras. Allí estuvimos un buen rato, que si me tiro, que si no, que si si... Hasta que llegó este hombre, Pele, que iba a hacer un salto al lado nuestra. Le preguntamos si impresionaba mucho, a lo cual el dijo que no, y de hecho, el se tiraba de cabeza, así que la profundidad era suficiente para no tocar con las piedras. Vimos su salto, y, por fin empezamos con nuestros saltos. Primero fue una de mis amigas, un salto genial. Después fue la otra, que al saltar se hizo daño en el culete... y por último fui yo. A mi me costaba decidirme, porque cuando más miraba para abajo más me impresionaba... Una de mis amigas me dijo que si no me tiraba me iba a arrepentir... así que ya no me lo pensé más, y allá que fui, al agua también. La verdad, la experiencia merece la pena, totalmente!!!!!
Antes de marchar, a una de las nuestras se le ocurrió la brillante idea de untarse con barro; decoradita quedó, jeje, y luego otra vez al agua para poder vestirse. Así que nos vestimos, y de vuelta al coche.
Después de nuestra jornada matutina disfrutando del mar, estábamos muertos de hambre, bueno, por eso, y porque eran las 3 y pico, y algunas no habíamos comido nada desde el desayuno.
Cogimos el coche y volvimos a Marsaxlokk. Por la mañana habíamos visto unos restaurantes al lado del puerto, así que nos fuimos a uno de ellos. Comimos en una terraza al lado del mar, todo un lujo!!! Y la comida buenísima. Este día tocó pescado (había que probar las maravillas de este pueblo pesquero), y como no podía faltar, los postres.
Estando aún en el restaurante, una de mis amigas volvió a los puestos de dulces que aún quedaban en el mercadillo... En algunos de ellos, la reconocieron, y ya no le ofrecían pastelitos para probar... En otros, si le ofrecieron, y claro está, la convencieron, y volvió a comprar galletas; aunque esto no sería los últimos dulces que compraría, ya que volvió de segundas, y apareció con otra bolsita de dulces (esta vez para su madre).
Después de comer, nos quedamos a ver el atardecer en este pueblo pesquero. Impresionante, como el pueblo.
Estuvimos haciendo unas cuantas fotos, y vuelta al coche. Antes de marchar, una de las que no conducía quiso probar a conducir por la izquierda... Anduvo unos metros para probar (ya que al no tener seguro a su nombre no podía continuar con él). Así que hicimos cambio de conductora, y nos diriguimos a Victtoriosa (Il-Birgu), concretamente al Fort Saint Angelo (Forti Sant Anglu).
Aquí ya llegamos de noche. Aparcamos el coche a las afueras, y nos dirigimos a pie hasta allí. Fuimos por el puerto, siempre al lado del mar, viendo el puerto deportivo. Íbamos con la boca abierta (imposible cerrarla), ya que cada barco que veíamos era más impresionante. Y que decir de las vistas... Desde allí pudimos ver una vista nocturna de la vecina Senglea (L-Isla)
y del Fuerte de San Miguel (Forti Sant Mikiel) (fuerte situado en Senglea).
Y de ahí, de vuelta para el hotel. Dejamos las cosas, y nos fuimos a cenar a un restaurante con forma de fortaleza que estaba enfrente del hotel, al lado del mar, Il-Fortizza. Nos sentaron en una terraza pegadita al mar. Y que decir de la comida, estaba buenísima!!! Un acierto haberlo probado. Aquí conocimos a dos camareras españolas, que fueron encantadoras con nosotros (al igual que el resto de personal). Incluso se vinieron a despedir de nosotros cuando nos íbamos. (gusta encontrar a alguien que hable tu mismo idioma, jeje). Y del restaurante, al hotel, a dormir, que al día siguiente tocaba madrugón, ya que nos íbamos a Gozo.
Llegamos al lunes. A las 6:30 en pie!! Este día nos fuimos sin desayunar, porque queríamos llegar temprano a coger el ferry que nos llevaría a Gozo. Salimos del hotel, y pudimos contemplar el espectacular amanecer en Sliema Beach.
Cogimos el coche, y... rumbo a Cirkewwa, ciudad donde se encuentra la terminal de Ferry que nos llevaría a Gozo. Justo cuando llegamos salía un barco, así que nos tocó esperar media hora al siguiente (eso sí, íbamos de los primeros). Nos colocamos en la cola, y mis amigos se bajaron al bar a comprar nuestro desayuno.Al principio se quedó unas de mis amigas esperando conmigo; pero al final, ella también se bajó, y solo me quedé yo en el coche.
Al rato fueron volviendo, con los cafés y alguna que otra cosilla para comer. Algunos terminaron de comer antes de subir, pero una de ellas se subió con su café entero... Y, al rato, se le había caído todo por el pantalón, y... por el asiento.
A la media hora de estar esperando, llegó el ferry que nos llevaría a Gozo. Empezamos a embarcar. Fuimos de los primeros. En el embarque íbamos colocando los coches en fila. Aparcamos el coche, y nos fuimos a a la parte superior del barco. Algunas se quedaron en la cafetería, y el resto nos subimos a la cubierta, para poder disfrutar del paisaje. Una vez llenaron el barco, rumbo a Gozo. Yo no salí de cubierta en todo el viaje. Camino a Gozo, pasamos por delante de Comino y Cominotto.
Y desde el barco pudimos ver la Laguna Azul, situada entre Comino y Cominotto.
Después de media hora de viaje llegamos a Mgarr, ciudad de Gozo a donde llega el Ferry procedente de Malta. Con la misma rapidez que embarcamos, fuimos desembarcando. Y, ya estábamos en Gozo, la pequeña isla hermana de Malta, de 14 Km de largo por 7 Km de ancho.
Pusimos rumbo a nuestra primera parada Rabat (Victoria). Aparcamos el coche a las afueras (casi imposible aparcar por el centro), y nos fuimos caminando hasta la ciudadella. Con lo primero que nos encontramos al entrar a la Ciudadella fue con la catedral, que estaba en obras.
En el momento que llegamos, no podíamos acceder al interior de la catedral.Estuvimos mirando la fachada de la catedral, y la plaza donde se encontraba, en la que había un bonito reloj en una torre.
De ahí nos fuimos a conocer la Ciudadella. Nos subimos a las murallas de la Ciudadella, y desde allí se puede contemplar la catedral desde la parte superior.
Estuvimos dando un paseo por la muralla, haciendo fotos en los cañones como si fuéramos modelos, vamos pasando el rato y disfrutando de las vistas.
De ahí nos fuimos al centro del pueblo, que había un mercadillo. Estuvimos dando una vuelta por los puestecillos, y por las tiendas de souvenirs. Allí compramos algunas cosillas de recuerdo para traer a unas amigas. También fuimos a ver la Basílica San Gorg (entramos una vez acabada la misa). Y de nuevo de vuelta a la plaza a coger fuerzas. Nos sentamos en la terraza, y nos tomamos nuestro segundo desayuno, que desde la hora que nos habíamos levantado ya tocaba. Así que nos tomamos un piscolabis, nos compramos unas pulseritas de recuerdo en los puestecillos del mercadillo, y nos fuimos a coger el coche para dirigirnos hasta la Azure Window (ventana Azul).
Pusimos rumbo a Dwejra Bay, que es donde se encuentra la ventana azul, y en unos 20 minutos estábamos aparcando allí. Ya desde el coche alucinábamos con lo que estábamos viendo. Nada más bajar del coche, teníamos de frente el Fungus Rock (en maltés Il-Gebla-tal-General), un islote de piedra aislado cerca del acantilado.
Después de hacer las fotos correspondientes con el Fungus Rock de fondo, nos fuimos por las rocas, dirección a la ventana azul, que ya veíamos a lo lejos.
Fuimos caminando por las rocas, con bastante dificultad en algunos momentos, ya que las rocas están erosionadas por la acción del agua y del viento.
Estuvimos paseando al lado de los acantilados de Dwejra, con la ventana azul de fondo. Esta zona dio para muchas fotos, ya que el paisaje era de impresión.
Y seguimos hacia la ventana azul, nuestro objetivo. Aunque de momento seguíamos en las rocas de enfrente a ella, admirando lo bonito que era el paisaje.
Enfrente a la ventana azul, nos encontramos con el Blue Hole (o agujero azul), que es una cavidad natural, creada por el efecto de las olas y el viento, que se encuentra justo al lado de la costa. Este tiene una profundidad de unos 26 metros. El Blue Hole es uno de los sitios más codiciados por los buceadores expertos, por la dificultad de acceso que tiene el mismo.
Continuamos acercándonos hasta la ventana azul, y de camino nos encontramos con una pequeña capilla, para a continuación estar junto en frente a uno de los lugares más impresionantes de la isla de Gozo: La Azure Window.
La Azure Window (en maltés Tieqa Zerqa) es una espectacular formación rocosa natural, surgida de la erosión del mar y del viento sobre la roca. Su forma de arco simboliza una ventana al azul del mar Mediterráneo. Aquí, nos encontramos con gente española, que se prestaron a hacernos varias fotos en grupo, para que pudiéramos tener un recuerdo conjunto, y nosotros a ellos.
Lamentablemente el arco de Azure Window se está desintegrando a una velocidad cada vez mayor. Grandes trozos de roca caen desde el arco al agua debilitandolo. Se cree que el arco desaparecerá por completo en unos años. De echo, hay avisos de advertencia para que la gente no pase.
Después de estar en la ventana azul, nos dirigimos hacia el Inland Sea (mar interior, también conocido por los malteses como Il-Qawra) de Dwejra Bay, Este es el punto más bajo de Gozo. El Mar interior es una extensión de agua poco profunda. La piscina que forma el mar interior está conectada con el mar exterior por medio de un estrecho, de sesenta metro de longitud de túnel en los acantilados. Esta única entrada de este lago se llama Ghar iz-Zerqa (Cueva Azul).
Aquí tienen un servicio de pequeñas barcas, que por 3,50€ por persona, te hace una ruta, con explicación incluida. Así que allí que nos fuimos los 6, a coger la barquita que nos haría pasar un rato muy ameno y divertido (y para una de mis amigas, un rato en tensión, ya que le da miedo el mar, y el mar estaba bastante picado, con unas olas considerables en algunos momentos).
Subimos a la barca y nos dieron los chalecos salvavidas para ponernos. Íbamos sentados de dos en dos, con el barquero en la parte de atrás, que nos iba contando cosas del lugar. La verdad que tuvimos suerte con este buen hombre, ya que era muy agradable, y por varias veces se prestó a hacernos fotos de grupo para que tuviéramos un recuerdo del paseo todos juntos.
Empezamos el viaje rumbo a la cueva, que desde el barco se veía muy estrecha. Aquí el mar estaba calmado del todo.
Atravesamos la cueva, y ya estábamos en mar abierto. Aquí el mar ya no estaba en calma, más bien, todo lo contrario, estaba bastante bravo, la barca se movía bastante (algo que a nuestra amiga la hacía estar bastante intranquila, y agarrada con todas su fuerzas a la pequeña barquita. Las primeras vistas que tuvimos fue de las paredes de los acantilados, con el mar chocando con ellas.
Íbamos rumbo a la ventana azul, vista desde el lado contrario al que la habíamos visto. Primero se metió en una de las cuevas que había en la pared del acantilado.
Aquí se puede ver coral en sus paredes. El barquero nos acercó lo más posible a la roca, casi la podíamos tocar con la mano.
Aquí también se pueden ver los distintos azules que nos ofrece el mar en esta zona, con un azul intenso y claro que sorprende.
A la salida de la cueva, se podía comprobar lo picado que estaba el mar. Había bastante oleaje que hacía moverse el barco bastante.
De ahí, ahora si nos fuimos hasta enfrente a la ventana azul, vista desde mar abierto. Una imagen espectacular, aunque el barco no dejaba de moverse.
De vuelta de la ventana azul, fuimos dirección a la pared de los acantilados. Allí pudimos ver el curioso aspecto que presentaba una de las paredes, que parecía una cara.
Volvimos a entrar en otra de las cuevas que había, el azul en esta ocasión era todavía más intenso. Entramos y también pudimos ver las paredes de coral.
Y de ahí nos enseñó otra curiosa formación en las rocas, esta vez con forma de cocodrilo.
Una vez vimos esto, entramos en otras dos cuevas, una de ellas parecía muy estrecha, que no íbamos a entrar, pero la destreza de nuestro barquero hizo que entráramos sin problema.
Y, ahora sí, después de ver estas cuevas, en cuyas paredes se podía ver coral, nos dirigimos al punto final de nuestro viaje en barco. Salimos de la cueva y fuimos hacia la abertura que llevaba al mar interior.
Cuando estábamos saliendo de la cueva que nos llevaba al mar interior, pudimos ver las casas que estaban al lado del embarcadero. Justo cuando íbamos por aquí, nos mando quitarnos los chalecos salvavidas, que la pobre de nuestra amiga no se quitó por la fobia al agua, y eso que el señoriño no paraba de decirle que se lo quitase. Aguantó con el puesto hasta que teníamos a nuestro lado el embarcadero.
Una vez en el embarcadero, estuvimos haciéndonos fotos con el mar interior detrás. De ahí nos dirigimos a la cafetería para ver que podíamos comer. Como no nos gustó nada (a mi sobretodo) decidimos no quedarnos a comer allí.
Salimos de la cafetería y nos dirigimos a unos puestos que había allí, donde vendían souvenirs, y cosas de recuerdo del lugar. Allí nos compramos alguna postal, y unos colgantes de cristal típico de Malta (alguno para regalar a las mamis, y otros de recuerdo propio). Algunas también aprovecharon para comerse un helado y, como no podía ser menos, mancharse la camiseta con él.
Una vez hechas las compras, nos fuimos a coger el coche, no sin antes disfrutar por última vez de las maravillosas vistas que teníamos hacia Fungus Rock desde el coche.
Cogimos el coche e intentamos parar a comer en el pueblo más cercano, San Lawrenz. Paramos en un restaurante, donde por cierto nos encontramos a unos españoles que había hecho el viaje de ida con nosotros en el avión, miramos el menú, que no nos convenció; así que preguntamos por un supermercado cercano, que de cerca no tenía nada, menos mal que fuimos en coche. Paramos, y la verdad que al final decidimos no comprar nada, porque el fiambre aquí no tenía muy buena pinta. Así que la decisión fue dirigirnos al bar de la plaza central de Rabat, donde habíamos estado desayunando, para comer allí.
Llegamos al bar, un poco tarde, pero todavía nos dieron de comer. Algunos nos decantamos por comer una hamburguesa con patatas, otros un bocadillo y otros por pasta. Comimos traquilamente; bueno, algunas no tan tranquilamente, porque había wifi en el interior del local, y nosotros estábamos comiendo en la terraza, y tal es el enganche que tiene al whatsapp que en cuanto terminó de comer, se fue corriendo a conectarse ese ratito que nos quedaba allí.
Ya de vuelta a coger el coche, pudimos ver una gasolinera típica maltesa, la cual a mi me llamó muchísimo la atención, porque las personas que la atienden están en su casa, y cuando para un coche, cruzan corriendo hasta ella para atenderlos.
De ahí decidimos ir a los templos de Ggantija, pero cuando llegamos estaban cerrados; así que nuestro gozo en un pozo, porque estaban cerrados con unos muros, y no los pudimos ver ni por fuera. Así que seguimos hacia nuestra segunda opción, los acantilados de Ta'Cenc, que se encuentran al lado de Sannat (situados en el otro lado de la isla).
Llegamos a Sannat, y un cartel nos indicaba los acantilados por un camino de cabras, así que le preguntamos a un lugareño, por donde ir hasta ellos, ya que el camino por el que apuntaba el cartel no nos convencía. El nos dijo que el cartel estaba colocado mal, y nos indico la forma correcta de ir (una carretera más o menos normal, que nos llevaría hasta donde dejar el coche). En cuanto se despidió de nosotros, el buen hombre se fue a colocar bien el cartel. La verdad que otra persona encantadora.
Seguimos la carretera que nos indicó y llegamos hasta donde podíamos llegar con el coche. Aparcamos y nos dirigimos por un camino de tierra. Desde aquí podíamos ver la ciudad de Rabat.
Cuando íbamos caminando, preguntamos a unos chicos sí íbamos bien, y nos explicaron como llegar. Estaba anocheciendo, y nosotros camina que te camina. Nos desviamos por un camino todavía más estrecho, tal y como nos indicaron, hasta que llegamos cerca de los acantilados (no pudimos llegar justo a ellos). Allí teníamos unas vistas de las islas vecinas de Malta y Gozo.
Y de ahí, vuelta caminando al coche, que ahora costaba un poquito más, ya que habíamos bajado un poco. Camino hacia el coche, se nos hizo de noche, Como siempre haciendo de las nuestras, porque no conocíamos el sitio, y ... , pero bueno, conseguimos llegar enteritos, jeje. Antes de llegar al coche pudimos ver Rabat de noche iluminado. Muy bonito también, por cierto.
De ahí ya decidimos irnos a coger el ferry. El GPS nos mando por unos caminos casi de cabras, pero conseguimos llegar. Cuando llegamos había una cola considerable. La cola iba andando muy despacio.
Como no teníamos pan para cenar, mandamos al macho alfa a comprarlo, en un supermercado que vimos. La tensión creció cuando la cola se empezó a mover un poco más deprisa, y el macho alfa no aparecía. Por fin apareció, eso sí, sin el pan.
Mientras estábamos en la cola, uno de los ferrys partió hacia Malta, así que tocaba esperar por el siguiente. Continuamos andando despacio hasta llegar a las taquillas. En el ferry de Malta a Gozo, se paga a la vuelta el viaje completo, 4,65 € por persona, y 15,70 € el coche más una persona. Una vez pagamos nos mandaron hacia la cola en la que nos teníamos que colocar. Cuando llegamos había bastantes colas, por lo que creímos que no podríamos embarcar en el siguiente ferry.
Cuando llegó el siguiente ferry, comenzaron a embarcar por riguroso orden de llegada. Y por fin sí pudimos embarcar en este. Esta vez nos tocó embarcar en la planta superior, en la que quedamos en la rampa trasera. Una vez que la llenaron, la subieron y ya quedamos nivelados. Nos bajamos del coche, y nos fuimos hacia cubierta.
Esta vez en cubierta solo aguantamos unos pocos, ya que el viento era considerable y hacía un poco de frío; pero aún así se estaba bien.
Llegadas a Malta, bajamos a coger el coche para desembarcar. Cuando arrancamos para desembarcar, la antena de nuestro coche iba chocando con el techo del barco (era raro que no nos pasara nada). Así que desembarcamos y pusimos rumbo a Sliema Beach, al hotel.
Cuando estábamos por Paceville vimos unas tiendecillas abiertas, así que me bajé a comprar pan y agua para la cena, nuestra suculenta cena de fiambre (la verdad era el menú que tocaba casi todas las noches, eso sí, acompañado de alguna que otra galleta, y algunas patatillas y chucherías).
Llegamos al hotel, aparcamos el coche y nos dirigimos al apartamento. Nos pusimos cómodos, y a cenar, porque ya eran horas, y teníamos hambre. Bueno, a cenar todos menos una, que estuvo dando vueltas, y cuando terminamos todos de cenar, por fin se sentó ella.... Una vez cenados todos, nuestro macho alfa nos abandonó y se fue a dormir; así que nos quedamos las chicas solas. Como no teníamos nada mejor que hacer, nos pusimos a hacernos fotos a las 5, en el incomparable marco de una cama. Que si foto para aquí que si foto para allí...hasta que a alguna se le ocurrió la brillante idea de hacer fotos desde arriba con el resto tumbado en la cama. Pues bueno, de ahí degeneró en hacernos fotos de dos en dos, la una con el pelo de la otra... Vamos unas risas, porque yo creo que hacía tiempo que no me reía tanto, hasta llorábamos de la risa. Y el colofón final fue, cuando dos se subieron a la cama y se pusieron a saltar, como si fueran unas niñas. La intención era hacerse una foto de las dos en alto, pero malamente lo consiguieron.
Y llegamos al martes, último día de nuestro periplo en Malta. Nos levantamos, preparamos las maletas y nos fuimos a desayunar. Una vez desayunamos cerramos las maletas, devolvimos las llaves en recepción, y caminito para el coche, que estaba un poco más lejos de lo que estaba los otros días. Camino del coche empezamos a ver unos nubarrones negros que se aproximaban. Llegamos al coche, metimos las maletas como buenamente pudimos, porque aquello era igual que un tetris para poder colocarlas; y antes de que nos hubiéramos subido al coche empezó a llover fuertemente, como si la tiraran con baldes. Así que corriendo subimos al coche, y pusimos rumbo a Ir-Rabat (también conocido como Victoria).
El agua no dejaba de caer, y en nada ya estaba Malta encharcada. Subimos por la calle en la que teníamos el coche, y pasamos por delante de un hospital, que como no, también tiene su foto, porque una de las del viaje era enfermera y quería llevársela de recuerdo. Continuamos nuestro camino, y cada vez había más agua en la carretera (eso sí, ahora ya no nos pillaban con las ventanillas abiertas, jeje)
Primera parada en Rabar, las Catacumbas de San Pablo (catacombs of St. Paul). Cogimos las entradas y el audio guía, y para abajo que nos fuimos. Y eso que a mi todo este tema de muertos me da un poco de mal rollo.
Recorrimos las distintas galerías que tienen las catacumbas, algunas más rápido que otras, y subimos a los jardines superiores, donde había otra puerta que entraba a otra pequeñita. Nuestro amigo fue el primero en irse al coche, y después nos fuimos otras dos, a esperar a que salieran todas. Una vez estábamos todos fuera, pusimos rumbo a Mdina.
Camino a Mdina empezó a llover otra vez fuertemente. Llegamos al parking que hay antes de entrar en la ciudad (no podíamos entrar con el coche), y como llovía a mares, estuvimos pasando el rato haciendo fotos de grupo en el coche.
Cuando parecía que paraba un poco de llover, las chicas nos fuimos a Mdina. Nuestro amigo pasó de venir. Prefirió tomarse una cervecita en el bar de al lado, que venirse a mojar con nosotras; y así de paso le echaba un ojo al coche ya que lo dejábamos cargado con las maletas de los 6.
Entramos por un puente que daba acceso a la ciudad (Triq Sant Nicola). Como no, paramos a hacernos unas cuantas fotos, con el inconveniente de la lluvia, y el viento, que nos llevaba los paraguas. Como seguía lloviendo, algunas nos remangamos los pantalones a lo Steve Urquel... Monísimas!!!!
Lo primero que vimos al entrar en la ciudad fue un edificio con una gran cruz de malta en el suelo.
De ahí continuamos caminando por unas estrechas calles de la ciudad, con adoquin de piedra, hasta llegar a un edificio, que debía de ser el ayuntamiento, en donde entramos, aunque sólo lo pudimos subir hasta el hall de la primera planta. También pudimos ver el patio central.
Seguimos caminando hasta llegar a la Mdina cathedral. De ahí entramos en alguna tienda de souvenirs, donde perdimos a una de nuestras amigas. El resto nos fuimos dando un paseo por las preciosas calles de este pueblo, y entramos a ver una iglesia, la iglesia de San Roque.
Se estaba aproximando la hora de marcharnos para el aeropuerto, y nuestra amiga no aparecía; así que decidimos volver a la tienda de souvenirs, y allí la encontramos, seguía en la misma tienda compra que te compra. Justo cuando llegamos quería irse a ver el pueblo, pero ya no había tiempo. Volvimos al aparcamiento donde teníamos el coche, y pusimos rumbo al aeropuerto.
Justo salimos del aparcamiento, y... un atasco!!! Menos mal que íbamos con tiempo suficiente, porque sino estaríamos con los pelos de punta. Estuvimos un rato allí hasta que pudimos pasar.
Camino del aeropuerto, vimos un Lidl, y allá que nos fuimos, a comprar pan, y ya que estaban, chuches y bollería (otra cosa no, pero hambre no pasamos). Entraron a comprar dos de nosotros. Pasaban los minutos y no salían así que nuestro macho alfa fue en su búsqueda. Salieron y continuamos camino hasta el parking del aeropuerto, donde teníamos que devolver el coche.
Y por fin en el parking. Después de todo lo pasado con nuestro coche maltés, lo devolvíamos en perfectas condiciones, sin rastro de la inundación; aunque bueno, con el café en un asiento, y un ligero olorcillo a humedad no se le había ido del todo, pero bueno, cosas que pasan.
Bajamos las maletas, y nos fuimos para la terminal. Nuestra intención era poner una queja en la compañía donde alquilamos el coche, pero oh, sorpresa, cuando llegamos a devolver las llaves, allí no había ni quien lo contase. El local estaba vacío. Así que nos quedamos con las ganas de hacerlo.
De allí nos fuimos para donde estaba el control, nos sentamos en el suelo del aeropuerto y nos pusimos a comer, era nuestra última comida maltesa. Después de comer, nos fuimos a pasar el control. Iban pasando todas las maletas, menos uno de los bolsos, porque llevábamos una botella de agua. Más bien llevábamos dos, pero la otra portadora del agua, al pasar por el control se delató ella misma. Una vez nos requisaron el agua, nos fuimos a la sala donde estaba la puerta de embarque.
Mientras esperábamos la hora de embarcar, como teníamos wifi, todos mirando whatapp, y demás historias de internet.
Y llegó la hora de embarcar. Todos a la cola. Y primera movida con la azafata. No podían llevar las bolsas compradas en el aeropuerto (cosa que otras veces si se podía), así que como pudimos empezamos a meter las cosas en las maletas para poder embarcar; junto con los bolsos.
Una vez pasado el control de acceso, yo quité mi bolso de la maleta, pero una de nuestras amigas no. Fuimos hacia el avión. Como siempre, una de nuestras amigas, se fue corriendo y cogió sitio. Al llegar yo fuimos subiendo las maletas, en los sitios que quedaban. Llegó mi hermana, y segunda movida, esta vez con otra pasajera, porque pretendía que lleváramos nuestras maletas para el fondo del avión para dejarle el sitio a su amiga, cosa por la que no pasamos, según fueron llegando, fuimos colocando las maletas; y la señora rosmando por detrás. Todas menos una, que la mandaron para el fondo del avión, donde tampoco había sitio, y donde se peleó con las azafatas. El resto, muerto de risa, y ella toda enfadada porque le llamaban señora. Al final, su maleta a bodega.
Después de dos horas y media, llegamos a Madrid, fin de nuestro accidentado e inolvidable viaje a Malta. Un viaje que todos recordaremos por las anécdotas y lo bien que lo pasamos.
Un viaje completito... Para recordar!!!!
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